Porque yo tengo el pecho blanco, dócil,
Inofensivo, debe ser que tantas
Flechas que andan vagando por el aire
Toman su dirección y allí se clavan.
Tú, la mano perversa que me hiere,
Si aquello es tu placer, poco te basta;
Mi pecho es blanco, es dócil y es humilde;
Suelta un poco de sangre... luego, nada.
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¿Aló?