La noche • Alejandra Pizarnik




Poco sé de la noche
pero la noche parece saber de mí,
y más aún, me asiste como si me quisiera,
me cubre la conciencia con sus
estrellas.

Tal vez la noche sea la
vida y el sol la muerte,
tal vez la noche es nada
y las conjeturas sobre ella nada
y los seres que la viven nada.
Tal vez las
palabras sean lo único que existe
en el enorme vacío de los siglos
que nos arañan el alma con sus recuerdos.

Pero la
noche ha de conocer la miseria
que bebe de nuestra sangre y de nuestras ideas.
Ella ha de arrojar odio a nuestras
miradas
sabiéndolas llenas de intereses, de desencuentros.

Pero sucede que oigo a la noche
llorar en mis huesos.
Su lágrima inmensa delira
y
grita que algo se fue para siempre.

Alguna vez volveremos a ser.



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